CIUDAD DEL VATICANO, 17 octubre 2003 (ZENIT.org).- El obispo no es «un político, ni un empresario o un administrador», su modelo es «Jesucristo, Buen Pastor», afirmó este viernes el cardenal Jan P. Schotte, quien ha asistido a Juan Pablo II en la redacción de su exhortación apostólica sobre el obispo.
El secretario general del Sínodo de los Obispos presentó este viernes en una rueda de prensa en el Vaticano el documento «Pastores gregis» («Los pastores de la grey»), firmado este jueves por el Papa, en el que recoge las conclusiones del Sínodo de los obispos del mundo que se celebró entre el 27 de septiembre y el 30 de octubre de 2001.
«Todos experimentamos hoy el proceso de la sociedad secularizada, que tiende a imponer incluso en la Iglesia sus propios parámetros, normas y modelos», observó el cardenal.
Por este motivo, reconoció, «no se puede descartar a priori que se den síntomas de «autosecularización» cuando el obispo, sacerdotes, religiosos o laicos, aceptan o adoptan demasiado fácilmente los modelos vigentes en varios sectores de la sociedad».
No es aceptable para los obispos «el modelo político, pensado en términos de «poder» que viene del pueblo», aclaró. Ni tampoco se puede aceptar el «»modelo de empresario», según el cual, el obispo acaba siendo identificado con el «jefe de una organización»».
Tampoco es válido el modelo «administrativo», según el cual, el obispo se transforma en «un organizador o un burócrata de recursos, tanto materiales como impersonales», siguió explicando.
Citando la exhortación, el cardenal explicó que el obispo ha de ejercer la tres funciones de enseñar, santificar y gobernar al Pueblo de Dios con los rasgos propios del «Buen Pastor», que el Papa presenta de este modo: con «caridad, conocimiento de la grey, solicitud por todos, misericordia para con los pobres, peregrinos e indigentes, ir en busca de las ovejas extraviadas y devolverlas al único redil» (Cf. número 7 de «Pastores gregis»).