CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 28 octubre 2005 (ZENIT.org).- Para monseñor Joan Enric Vives i Sicília, obispo de la diócesis catalana de Urgel y copríncipe de Andorra los ocho mártires que mañana este sábado serán beatificados en Roma son un «modelo de perdón».

Para el pastor de la diócesis de los siete sacerdotes mártires de la persecución religiosa que tuvo lugar en tiempos de la Guerra Civil Española de estos beatos «es destacable su espíritu de paz y perdón, así como su sentido de fe».

El obispo tuvo este viernes una audiencia privada con Benedicto XVI en la que le habló de este grupo de sacerdotes diocesanos que este sábado subirán a la gloria de los altares.

Monseñor Joan Enric Vives ha confirmado a Zenit que el Papa bajará a la basílica de San Pedro mañana después de la beatificación. «Se lo he agradecido porque es un gesto de deferencia muy significativo», ha añadido el obispo.

Josep Tàpies Sirvant y seis sacerdotes diocesanos de la Seo de Urgel serán beatificados junto a la religiosa mallorquina sor María de los Ángeles Ginard Martí en una ceremonia que iniciará el sábado a las cinco de la tarde. Todos ellos fueron asesinados por odio a la fe católica.

Para el obispo Vives, presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades de la Conferencia Episcopal Española, los futuros beatos «perdonaron, se encomendaron a la Virgen María y uno de ellos quiso morir descalzo imitando al Cristo».

A sus asesinos, «uno de los mártires, Josep Boher, dijo que les perdonaba en nombre de todos y aclamó “¡Viva Cristo Rey!"», ha explicado monseñor Vives.

«No hay nada más fuerte que Dios ni la vida eterna, este es el sentido de fe de estos mártires que son un ejemplo para los cristianos de hoy, para que les imitemos en su coherencia y amor a la verdad, en su paciencia ante la adversidad y sobretodo en su espíritu de perdón y nunca de rencor o venganza».

«Hoy no debemos hacer analogías, nadie se parece a nada», ha respondido al ser preguntado sobre un brote de posible odio a la fe católica en la España contemporánea.

«Repito que lo importante es que ante el odio supieron perdonar y tuvieron un profundo sentido de fe», aclara.