CIUDAD DEL VATICANO, lunes 30 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI afirmó que el catolicismo implica una actitud mariana, este sábado al recibir en el Vaticano a una delegación de la congegación mariana Mariä Verkündung (María Anunciada) de Ratisbona (Alemania).
“La catolicidad no puede existir sin un comportamiento mariano”, aseguró, recordando “que ser católicos quiere decir ser marianos, que esto significa el amor por la Madre, que en la Madre y por la Madre encontramos al Señor”.
El Papa señaló que “María es la gran creyente” y ha indicado a todos “el camino de la fe, la valentía de encomendarnos a este Dios que se da en nuestras manos, la alegría de ser sus testigos; y después su determinación a permanecer firme cuando todos huyeron, la valentía de estar de parte del Señor cuando parecía perdido, y hacer propio el testimonio que ha conducido a la Pascua”.
También expresó su alegría por el hecho de que “todavía hoy hay hombres, que junto a María, aman al Señor, que a través de María, aprenden a conocer y a amar al Señor, y, como Ella, dan testimonio del Señor en las horas difíciles y en las felices, que están con Él bajo la Cruz y que continúan viviendo alegremente la Pascua junto a él”.
Hablando de su propia experiencia en el Vaticano, dijo que “a través de las visitas ad limina de los obispos, experimento constantemente cómo las personas -sobre todo en América Latina, pero también en el resto de continentes -pueden encomendarse a la Madre, pueden amar a la Madre, y a través de la Madre, después, aprenden a conocer, a comprender y a amar a Cristo”.
También confesó que experimenta “cómo la Madre continúa encomendando el mundo al Señor”.
Los miembros de la congregación mariana María Anunciada viajaron hasta el Vaticano para celebrar con el Papa el setenta aniversario de su ingreso en esa congregación.
Sobre ese hecho, Benedicto XVI indicó que “la admisión en la Congregación mariana mira al futuro y no es simplemente un hecho pasado”.
“Es por eso, que 70 años después es una fecha del “hoy”, una fecha que indica el camino hacia el “mañana”, añadió, expresando su agradecimiento y alegría.
De aquel momento histórico, recordó que “eran tiempos oscuros, estaba la guerra” y que poco después de ser admitido en la congregación, ésta fue dispersada, pero aseguró que “se quedó como “fecha interior” de la vida”.
Benedicto XVI también hizo una breve referencia a la mariología que se enseñaba en las universidades alemanas después de la guerra, indicando que “era un poco austera y sobria” y añadió que cree que hoy no ha “cambiado mucho ni tampoco mejorado”.
Finalmente agradeció el testimonio de los hombres que perteneciendo a una congregación mariana, “camino abierto por los jesuitas en el siglo XVI”, “continúan demostrando que la fe no pertenece al pasado, sino que se abre siempre a un “hoy” y sobre todo, a un “mañana””.