CÓRDOBA, lunes 9 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- El obispo de Córdoba monseñor Demetrio Fernández solicitará a la Santa Sede que declare basílica la actual iglesia de la Encarnación, en la ciudad de Montilla, donde se encuentra el sepulcro de san Juan de Ávila, patrón del clero secular español. La solicitud tiene relación con el posible nombramiento de doctor de la Iglesia del santo manchego, apóstol de Andalucía.

Según ha confirmado a ZENIT el obispado de Córdoba, mañana, coincidiendo con la celebración de la fiesta de san Juan de Ávila, el obispo Demetrio Fernández, además de otras informaciones, explicará a los medios de comunicación algunas noticias relativas al santo. Concretamente, hablará sobre su posible nombramiento como doctor de la Iglesia y acerca de la solicitud a la Santa Sede para declarar basílica la iglesia de la Encarnación de Montilla.

El periódico El Día de Córdoba anunciaba este sábado 7 de mayo que el papa Benedicto XVI había  elevado ya al rango de basílica la citada iglesia. Noticia desmentida en el Obispado ya que es ahora cuando se procederá a la solicitud.

El obispo, en una visita pastoral a Montilla, donde se encontró con más de ochocientos jóvenes, en un encuentro preparatorio de la Jornada Mundial de la Juventud, se reunió con la alcaldesa de la ciudad Rosa Lucía Polonio, y aludió a la citada solicitud y los planes futuros en relación al santo patrono de los sacerdotes, de los que dará detallada cuenta en la rueda de prensa de mañana.

El diario cordobés informaba de que el prelado anunció que ha traído de Roma otras reliquias del santo que se encontraban en la ciudad eterna desde el siglo XIX. En 1894, año de la beatificación de Juan de Ávila por el papa León XIII, la diócesis cordobesa, respondió a un requerimiento de la Santa Sede de extraer reliquias del sepulcro y llevarlas a Roma.

Terminados los distintos procesos de beatificación y canonización, "se ha considerado prudente devolver las reliquias al santuario", declaró el obispo tras entrevistarse con la alcaldesa.

San Juan de Ávila fue declarado patrono del clero secular español en 1946 por Pío XII y canonizado en 1970 por Pablo VI.

Sacerdote ejemplar

Nació en Almodóvar del Campo, Ciudad Real, en 1500 –informa el último número del boletín de la diócesis de Córdoba- en el seno de una familia acomodada, que le educó cristianamente. Muy joven se trasladó a Salamanca para estudiar leyes (1516). El encuentro con Jesucristo cambió su vida radicalmente, y dejó Salamanca, el estudio de las leyes y un futuro prometedor para dedicarse a la oración en su retiro de Almodóvar durante tres años.

Bien orientado por sus directores espirituales se encaminó a Alcalá de Henares (1520-1526), decidido ya a ser sacerdote y a consagrar su vida a Cristo y a la evangelización. Doce pobres le acompañaron en la fiesta de su ordenación sacerdotal en Almodóvar del Campo, cuando ya sus padres habían muerto. Ni más banquetes ni más dispendios.

Encendido en el amor de Cristo, a Juan de Ávila sólo le interesaba dedicarse a la predicación para atraer a las personas hacia Cristo. Por eso, se ofreció al obispo de Tlaxcala, Juan Garcés, para ir a Nueva España-México como misionero (1527).

Pero el arzobispo de Sevilla Alonso Manrique le pide que se dedique a la evangelización en su diócesis y después en otras diócesis del entorno, mereciendo por eso el título de  “apóstol de Andalucía”. Su obra principal Audi filia es todo un tratado de ascética de los más consultados y leídos en su época. 

La envidia de algunos lo llevaron a la Inquisición, que lo tuvo en la cárcel más de un año, de 1531 a 1533, saliendo de ella más encendido y purificado, plenamente identificado con Cristo crucificado.

Al salir de la cárcel, en 1535 entabla contacto con el obispo de Córdoba Álvarez de Toledo y hace amistad con su sucesor el obispo Cristóbal de Rojas, al que entrega el Memorial para el Concilio de Toledo, que presidió el mismo obispo de Córdoba.

En Montilla se instala en 1544 donde desde su casa, cedida por los marqueses de Priego, escribe, habla, recibe a sus discípulos, sale para predicar algunas misiones, hasta su muerte el 10 de mayo de 1569.

La causa de doctorado fue tomada por la Conferencia Episcopal Española, a petición del obispo de Córdoba Infantes Florido en 1989, y según los datos de que dispone la diócesis, se encuentra en la recta final para su declaración como doctor de la Iglesia universal.

La iglesia en la que está enterrado fue cedida en usufructo gratuito a la diócesis de Córdoba por la Compañía de Jesús. Con licencia de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, de fecha 14 de junio de 2010, la Compañía de Jesús hizo esta cesión que quedó concretada el 12 de septiembre, fecha en que iniciaron su servicio el nuevo rector del santuario y dos sacerdotes buenos conocedores del santo maestro. En el futuro seguirán siendo los sacerdotes diocesanos de Córdoba los que sirvan este santuario.

Por Nieves San Martín