FRONT ROYAL, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Barbara Nicolosi anima a los católicos a implicarse en las artes, sobre todo en el cine, que es "el arte de nuestro tiempo".

La fundadora de "Act One", una organización que promueve los valores cristianos en la industria del entretenimiento, lanzó este llamamiento, el pasado lunes, dirigiéndose a los estudiantes del Christendom College, en Virginia (Estados Unidos).

Nicolosi habló de "Por qué Hollywood Cuenta" destacando su experiencia como consejera en la película "La Pasión de Cristo" y guionista de una nueva película sobre "María, madre de Cristo", en la que figuran Al Pacino y Peter O'Toole que se realizará el próximo año para MGM.

"¿Por que nos gustan tanto las películas?", preguntó. "Las películas son producto de la combinación de las cuatro formas de arte clásico: literatura, representación, música y composición -respondió-. Son la forma de arte de nuestra época".

Nicolosi destacó que Hollywood se ha convertido en el patrón moderno de las artes, un papel que una vez tuvo la Iglesia, y animó a los estudiantes a implicarse en el mundo cinematográfico, y a "estar entre las personas que hablan a la gente en nuestro tiempo".

"Sé que tenéis talento", afirmó. "¿Qué es lo que os detiene? ¿Miedo? ¿Pereza?". "El arte hecho por los cristianos actualmente, no sólo es no un arte bello, sino que tiende a estar entre los ejemplos más desagradables producidos por la humanidad", denunció. "Hemos sacrificado la belleza por otras cosas".

Conmovedora

La belleza, afirmó Nicolosi, es la combinación de plenitud, armonía y esplendor. "Esto elimina lo que es bonito, fácil, pueril y banal".

"Si es fácil, no es bello. Pero si cuando lo encuentras, algo en tu espíritu lo desea, te sientes profundamente conmovido en tu nivel más humano, entonces has encontrado la belleza".

La experta explicó que una persona necesita tres cosas para percibir la belleza: sensibilidad, suficientemente liberada de los prejuicios y del miedo; inteligencia, como lo contrario de la ignorancia; imaginación, para permitir a la misma historia el combinarse con la comunicación del artista.

Nicolosi recordó un ejemplo de una estatua de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, que vio durante una visita en la catedral de Los Ángeles. La estatua había sido creada para parecer andrógina, combinando los varios tipos y razas de personas.

Cuando comentó que la estatua era "fea", la guía de la visita respondió: "La Iglesia no tiene en cuenta esto, sino no que considera el hecho de que todos se sientan bienvenidos al venir, incluso por la estatua".

"No buscaban la plenitud, la armonía ni el esplendor", destacó Nicolosi. "Buscaban un programa, y han sacrificado la belleza en favor del aspecto político".