Por el padre John Flynn, L. C.
ROMA, domingo 29 de mayo de 2011 (ZENIT.org).– Tras la publicación de los últimos datos del censo, China se ve presionada a cambiar su política de planificación familiar de un único hijo.
La población aumentó hasta los 1.340 millones en el 2010, cuando en el 2000 era de 1.270 millones, informaba el 29 de abril el Wall Street Journal. El crecimiento medio anual de la última década ha sido del 0,57%, significativamente por debajo del 1,07% de la década anterior.
Los datos del censo han confirmado también la tendencia hacia un rápido envejecimiento de la población. Los mayores de 60 años constituyen el 13,3% de la población de China, frente al 10,3% del año 2000. En cambio los niños menores de 14 años constituyen actualmente el 16,6% de la población, un notable descenso en comparación con el 23% de hace una década.
En otro artículo dedicado a los resultados del censo, el Wall Street Journal analizaba el desequilibrio de sexos provocado por la preferencia por los hijos varones. La población masculina es actualmente el 51,3% del total, un ligero descenso respecto al nivel del 51,6% del año 2000.
A pesar de la mejora, el artículo observaba que hay todavía 34 millones de hombres «de más», un número no pequeño. Este es el resultado de los abortos selectivos según el sexo, facilitados por la utilización de la ecografía. Además, las niñas no deseadas suelen ser abandonadas o dadas en adopción.
Un factor que podría ayudar a cambiar la actitud hacia las niñas es el aumento del precio de los inmuebles. Los padres de un niño suelen comprarle uno cuando se casa.
Un artículo del China Daily del 11 de noviembre comentaba que en ciudades como Pekín la diferencia de sexos ya se ha reducido, con 104 varones por cada 100 mujeres. Dato a comparar con la cifra nacional de 119,45 varones por cada 100 mujeres.
No es suficiente
Al hablar de la población de China se suele poner el énfasis en su gran tamaño, pero el último censo ha revelado que, de hecho, el problema puede que sea el contrario, es decir que el crecimiento demográfico es demasiado lento.
Esta es la opinión que sw recogía en un reportaje del 7 de mayo de The Economist. Los datos del censo implican que el número total de hijos que una mujer tendrá a lo largo de su vida puede estar actualmente en el 1,4, muy por debajo del nivel del 2,1 necesario para asegurar una población estable.
Dado el número bastante bajo de niños que nacen, la población en edad laboral tendrá que soportar una mayor presión en el futuro para mantener a los ancianos.
The Economist también analizaba las consecuencias a largo plazo de la falta de niñas. En 20 ó 25 años una quinta parte de los bebés varones de hoy no podrá encontrar novia.
China podría envejecer antes lograr ser rica, advertía el titular del reportaje sobre el censo publicado en el periódico The Guardian el 28 de abril. A medida que disminuye el número de trabajadores, China puede quedarse sin tiempo para cambiar sus fábricas a métodos de trabajo menos intensivos y más generadores de valor añadido.
The Guardian también advertía otro problema planteado por las políticas del Gobierno. Se trata del gran tamaño de la población flotante del país, que ha aumentado un 81% en la última década hasta superar los 261 millones.
La emigración en busca de trabajo en las fábricas en las que la economía está en auge no trae consigo el derecho de residencia. Sigue en vigor la política tradicional de registro de hogares, que se diseñó para mantener atados a los campesinos a su tierra.
Esto significa que, aunque las fábricas acojan a los trabajadores emigrantes, no tienen que preocuparse por su salud, su vivienda o sus gastos sociales. Los trabajadores pueden ser despedidos a su antojo y no tienen acceso a los servicios de salud o colegios para sus hijos.
Abusos de la planificación familiar
Las políticas de población de China tienen también una larga historia de abusos. Uno de los casos más recientes es el de un reportaje sobre funcionarios de planificación familiar que secuestran niños y los venden al extranjero para ganar dinero.
Según un reportaje del 11 de mayo de ABC Australia, las autoridades están investigando las acusaciones según las cuales unos veinte bebés nacidos en la provincia de Hunan violando el límite de un único hijo fueron vendidos a personas de Estados Unidos y Holanda.
Se acusa a funcionarios del departamento de Longhui de recibir 142 dólares por cada niño entregado a las agencias de adopción, que, a su vez, recibieron 2.760 dólares por cada niño adoptado en el extranjero.
ABC señalaba también que un informe que la organización de Hong Kong Human Rights Defenders (CHRD) hizo público el pasado diciembre daba testimonio de abusos generalizados en la planificación familiar, que van desde abortos forzados y esterilizaciones a pruebas de embarazo impuestas por la fuerza.
Además, aquellos hombres y mujeres que violan la restricción del número de hijos son golpeados, detenidos o multados. Según CHRD, algunos incluso han perdido sus empleos o se les ha negado el permiso para registrar a sus hijos en su hogar.
El Financial Times analizaba también el problema de los secuestros en un artículo del 14 de febrero. Citaba informes del Gobierno que estiman que cada año se trafica con más de 20.000 niños.
El destino de estos niños es diverso. Algunos son utilizados por bandas criminales como mendigos callejeros, otros son destinados al trabajo infantil, y muchos se venden en adopción.
El artículo citaba una información reciente de los medios de comunicación estatales sobre dos personas condenadas a muerte en la ciudad de Quanzhou que habían vendido a 46 bebés varones por más de 6.097 dólares cada uno.
Según el Financial Times, el Gobierno ha intentado parar los secuestros y, hace dos años, lanzó una campaña que logró la liberación de 9.300 niños secuestrados, y el arresto de más de 17.000 personas.
Un artículo de Associated Press publicado el 21 de octubre hablaba de un caso de aborto forzado.
Un trabajador de la construcción, Yanquan Luo, declaró que su mujer había sido sacada a la fuerza de su casa el 10 de octubre y detenida en una clínica por funcionarios de planificación familiar. Se la llevó a un hospital y allí se le inyectó un medicamento que mató a su bebé.
El hecho tuvo lugar justo un mes antes de su nacimiento. Los funcionarios dijeron a la pareja que no les estaba permitido tener aquel hijo porque ya tenían una hija de 9 años de edad.
Madres
Un libro publicado el año pasado ponía de relieve los grandes sufrimientos humanos causados por la política de planificación familiar de China. La autora, que utiliza el seudónimo de Xinran, publicaba una serie de testimonios de madres chinas titulado Message from an Unknown Chinese Mother: Stories of Loss and Despair [Mensaje de una madre china desconocida: historias de pérdida y desesperación, n.d.t].
Junto a los relatos de las mujeres obligadas a abandonar o renunciar a sus hijas para que fueran adoptadas, también describía algunas de sus propias experiencias personales. La autora contaba cómo durante una visita a una aldea rural en 1989, cenó en una de las casas de la aldea mientras la nuera del dueño de la casa daba a luz en la habitación contigua.
Al nacer la niña oyó una voz que decía «una inutilidad». La comadrona salió y se le pagó y, poco después, Xinran vio a la recién nacida en el orinal, abandonada para que muriera.
A finales del 2010, más de 120.000 menores chinos habían sido adoptados en todo el mundo, casi todos niñas. ¿Qué sienten
las madres al darlas a luz?, se preguntaba. Un gran vacío que nada puede llenar, se respondía.
La tradicional preferencia cultural por los hijos varones y el viejo sistema de distribución de tierras, que favorece a los hombres, da como resultado que a las niñas no se las valore. La combinación de estos factores que ya existían con las duras leyes de planificación familiar ha tenido consecuencias trágicas.