CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 29 enero 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pidió este domingo a la comunidad internacional que se tomen las medidas necesarias para acabar con las causas de la lepra, es decir, la miseria que sigue afectando a algunas zonas del planeta.

El llamamiento del Santo Padre, pronunciado tras rezar el Ángelus con decenas de miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, tuvo lugar en el día en que se celebraba la Jornada mundial de los enfermos de lepra.

Como él mismo recordó, se trata de una iniciativa que instituyó en 1954 Raoul Follereau (1903-1977), escritor, periodista y poeta francés, que dedicó toda su vida a combatir la enfermedad de Hansen.

En su intervención el Papa saludó «a cuantos sufren esta enfermedad» y alentó «a los misioneros, a los agentes sanitarios, y a los voluntarios comprometidos en esta frontera de servicio al hombre».

«La lepra es síntoma de un mal más grave y amplio, la miseria», reconoció.

«Por este motivo --concluyó--, como lo hacían mis predecesores, renuevo el llamamiento a los responsables de las naciones para que se esfuercen conjuntamente por superar los graves desequilibrios que todavía penalizan a buena parte de la humanidad».

Con motivo de esta Jornada, el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, ha escrito una carta en la que explica que una disminución en el número de leprosos no debe implicar una menor atención a ellos y a todos los factores que giran en torno a esta enfermedad (Cf. Mensaje vaticano por la Jornada Mundial de la Lepra).

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lepra está retrocediendo: en 2001 los enfermos eran 763.262, mientras que en 2004 eran 407.791.

Al comienzo de 2005, los casos declarados de lepra en África eran 47.596; en América 36.877; en el Sudeste de Asia 186.182; en el Mediterráneo oriental 5.398, y 10.010 en el Pacífico occidental.