Gran interés por las catequesis del Papa sobre la oración

Comentario del portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo 15 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- El ciclo de catequesis sobre la oración que el Papa Benedicto XVI ha comenzado a impartir durante las Audiencias Generales de los miércoles ha despertado un gran interés, constata el director de la Sala de Prensa vaticana, padre Federico Lombardi.

En su editorial de hoy para el informativo semanal Octava Dies del Centro Televisivo Vaticano, Lombardi afirma que “no es casualidad que estas primeras intervenciones del Papa hayan suscitado gran interés”, pues el tema de la oración “no se da por descontado”.

“No debe darse por descontado porque el contexto materialista y secularizado en que vivimos, o también el activismo frenético, tienden a marginar la dimensión de la reflexión y de la contemplación de nuestra vida y de la vida de oración”.

Además, añadió Lombardi, “a menudo en los ambientes cristianos hablamos de oraciones y de oración, buscamos ‘fórmulas’, pero raramente descendemos a mayor profundidad, donde uno se pone ante Dios y en relación con Él el corazón de nuestra persona, de nuestra vida”.

La intuición del Papa responde a “una esperanza difundida y universal, tanto ‘del hombre digital como del de las cavernas’”, afirmó. De hecho, en estas dos primeras citas, el Pontífice, explicó Lombardi, ha hablado del acto de orar “desde siempre, en todas las civilizaciones y culturas”.

“Comprender y sentir que Dios es Otro y misterioso, pero que al mismo tiempo hay en lo más profundo del alma una sed de infinito, una nostalgia de eternidad, un deseo de amor, una necesidad de luz y de verdad, que nos empujan hacia el Absoluto” – en una palabra, “el deseo de Dios”.

Estas son las premisas, explicó el padre Lombardi, que deben descubrirse “en toda su verdad y fuerza”, antes de “dirigirnos a Jesús para encontrar personalmente al verdadero Dios a través de Él”.

“Misterio y deseo. Este es el terreno común de la humanidad que reza, en la que puede caer y dar fruto la semilla preciosa de la oración cristiana”, concluyó.  

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ZENIT Staff

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