ROMA, lunes 16 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- América Latina es un continente en el que existe una gran esperanza, en donde la Iglesia es un punto de referencia por su empeño con la doctrina social, a pesar de poderes fuertes que quieren desacreditarla. Un continente en el que aún falta evangelización en la política y esto atrasa la lucha a la pobreza, factor que le impide a mucha gente de vivir según la dignidad de hijos de Dios, y que ciertas ideologías no toman en consideración pues niegan la dimensión trascendente del hombre.
Estos fueron algunas de las reflexiones que compartió con ZENIT el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa (Honduras) y presidente de Caritas Internationalis, durante el congreso sobre los 50 años de la Mater et Magistra que se realiza en Roma hasta el próximo miércoles 18.
– ¿Cuáles son las preocupaciones y esperanzas de la Iglesia en América Latina?
Cardenal Rodríguez Maradiaga: En primer lugar hay una gran esperanza porque la Iglesia sigue siendo una razón para esperar.
La cosa bella de nuestro pueblo es que, a pesar de la pobreza, las dificultades, las luchas, nunca se pierde la esperanza. Y no es un simple optimismo, el optimismo puede venir de una constitución psicosomática, pero la esperanza se basa en la fe, es algo teologal y que está en los tuétanos de nuestros países.
– ¿La Iglesia es siempre un punto de referencia importante para América Latina?
Cardenal Rodríguez Maradiaga: Continúa siéndolo a pesar de que hay fuerzas bastantes grandes que quisieran desacreditarla. Y una de las razones es por su compromiso con la doctrina social de la iglesia.
En general otras opciones religiosas son muy verticalistas y no son un problema para quien quiere gobernar de manera injusta. En cambio la Iglesia católica tiene una voz consistente. Solamente examinando el magisterio de los últimos cincuenta años, a partir de la conferencia de Río de Janeiro en 1955 más con Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida hay una consistencia y una línea en el magisterio social que es muy comprometida y muy incómoda para algunos poderes constituidos.
Por consiguiente se trata de desacreditarla. Lógicamente se han servido de algunas cosas como los escándalos de pedofilia en particular en los Estados Unidos, para poder quitar la voz. Pero hay un fenómeno bastante particular. En nuestro continente eso no ha logrado que se desacredite la voz del Magisterio, porque hay un compromiso con los pobres que el pobre lo percibe aunque no razone sobre ello.
– ¿Un compromiso que no es política sino doctrina social católica?
Cardenal Rodríguez Maradiaga: Exactamente, porque hay tantos cambios que verdaderamente tienen que darse y la Iglesia ha sido consistente en tratar de concienciar al pueblo de que es necesario el cambio.
– ¿En este congreso, cuál la esperanza de este análisis?
Cardenal Rodríguez Maradiaga: Los participantes, que son muy numerosos y de todos los continentes, están directamente implicados en la doctrina social de la Iglesia y en su estudio y para ponerla en práctica. Creo que todos ellos serán multiplicadores para que el mensaje de estos días pueda ponerse en práctica.
– Cayeron muchas ideologías, muros, ¿quizás el mensaje de la doctrina social católica pueda obtener ventaja visto que algunos querían relacionarla con ideologías políticas, algunas de las cuales ya no existen?
Cardenal Rodríguez Maradiaga: Así es, y yo creo que ésto es muy importante. Y claro nosotros también debemos hacer un examen de conciencia. A mi juicio no ha habido suficiente evangelización de los políticos y de la política. Por ello algunos cambios se atrasan pero, está muy claro que nuestra doctrina social de la iglesia no es ninguna ideología, porque las ideologías pasan, caen, vienen otras. La iglesia quiere aportar y al mismo tiempo cuestionar las ambigüedades de las ideologías.
– El punto central de la doctrina social de la iglesia es la dignidad humana. ¿Cuál es la relación entre pobreza y dignidad de la persona humana?
Cardenal Rodríguez Maradiaga: Yo diría que la pobreza es una situación injusta, que no permite a los seres humanos vivir conforme a la dignidad de hijos de Dios. Por consiguiente la pobreza es un mal que hay que tratar de erradicar. Si recuerda los famosos objetivos del milenio en las Naciones Unidas, a veces la pobreza se usa para todo y creo que tristemente ese objetivo al menos ha sido una palabra vacía, porque no he visto yo mayores esfuerzos parar reducir la pobreza hasta la mitad en el año 2015.
– Algunos pero aprovechan la lucha a la pobreza para cabalgarla con ideología pero que no tiene en cuenta la dignidad de la persona humana.
Cardenal Rodríguez Maradiaga: Efectivamente es lo que no consideran, y el centro de la doctrina social de la Iglesia es la dignidad de la persona humana que le viene del hecho de ser hijos de Dios. Si observamos el ideal de la Revolución Francesa: libertad, igualdad, fraternidad, un sistema quiso libertad sin igualdad, el capitalismo; otro sistema quiso igualdad pero sin libertad: el comunismo; y la fraternidad no viene de ninguna parte. Porque la fraternidad solamente se puede alcanzar cuando reconocemos que somos hijos del mismo Dios. Y por consiguiente tenemos un mismo Padre y por eso somos hermanos. Y sin la dimensión trascendente se empobrece el humanismo y queda reducido a una ideología.