CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 25 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- El cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga ha sido elegido presidente de Caritas Internationalis para un segundo mandato de cuatro años con el 75% de los votos.
En la asamblea general de la confederación de organizaciones caritativas, que se está celebrando en Roma del 22 al 27 de mayo, los 300 representantes de los organismos miembros también han elegido tesorero a Jürg Krummenacher, tesorero interino desde hace un año.
Este jueves 26 de mayo, deberán elegir al nuevo o nueva secretario general de Caritas Internationalis.
Actualmente ostenta ese cargo Lesley Anne Knight, pero no es candidata a repetirlo porque el Vaticano quiere un cambio.
El cardenal Rodríguez Maradiaga, de 68 años y arzobispo de Tegucigalpa, dirigió el discurso de apertura a la asamblea el domingo pasado.
En él, destacó el “diálogo constructivo con la Santa Sede sobre la doble naturaleza jurídica y teológica de Caritas Internationalis” que se está llevando a cabo.
En 2004, Caritas recibió el estatus de “entidad jurídica pública”, con el cual, según el purpurado, “Caritas Internationalis es un instrumento del Santo Padre”.
La función de Caritas como organización de la Iglesia llamó la atención a principios de este año cuando el Vaticano denegó a Lesley-Anne Knight la posibilidad de ser reelegida secretaria general para un nuevo mandato.
El cardenal Rodríguez Maradiaga mencionó las tensiones derivadas de esta decisión. Dijo que la situación “causó quejas”, pero añadió que “lo que ella ha logrado debe continuar; necesitamos más que nunca un secretariado fuerte y un líder fuerte”.
“El diálogo con la Santa Sede sobre nuestro futuro común y nuestra manera de ser Iglesia también debe continuar”, añadió.
El cardenal también indicó que un mayor énfasis en la identidad católica no implica proselitismo.
Citando la encíclica Deus caritas est, dijo: “El trabajo verdaderamente caritativo como tal es convincente por sí mismo y si se realiza de persona a persona no necesita otra legitimación, como dice claramente Benedicto XVI”.
“Los que practican la caridad en nombre de la Iglesia nunca deben tratar de imponer la fe de la Iglesia a los demás -afirmó. Se dan cuenta de que un amor puro y generoso es el mejor testimonio del Dios en quien creemos y que nos impulsa a amar”.
“Un cristiano sabe cuándo es el momento de hablar de Dios y cuando es mejor no decir nada y dejar que hable sólo el amor –añadió-. Sabe que Dios es amor y que la presencia de Dios se siente desde el momento en que lo único que hacemos es amar”.
El cardenal explicó que el Vaticano ha invitado a aumentar el número de obispos de Caritas que asisten a la asamblea para que participen en el encuentro más de cincuenta prelados.
También confirmó que el Consejo Pontificio Cor Unum está preparando un documento para enfatizar la responsabilidad de los obispos en sus Caritas locales o nacionales.
El purpurado dijo que desde febrero se desarrolla un “amplio diálogo” entre el secretario de Estado y Caritas Internationalis sobre los estatutos a la luz de la naturaleza jurídica dual como confederatio sui generis y entidad pública jurídica de la Iglesia.
Indicó que los estatutos no están listos para votarse porque todavía se están debatiendo algunas cuestiones.
Explicó que el siguiente comité ejecutivo llevará el trabajo de fijar las directrices “a la luz y en el espíritu de nuestras deliberaciones y en el ya productivo diálogo con la Santa Sede”.
El cardenal dijo que el próximo comité ejecutivo y el Santo Padre podrían aprobar los estatutos y las reglas ad experimentum en la próxima asamblea general, en 2015.
El presidente del Consejo Pontificio Cor Unum, el cardenal Robert Sarah, destacaba a ZENIT el pasado mes de febrero que Lesley-Ann Knight “ha hecho mucho para hacer la Confederacíon más eficaz y más profesional”.
Y añadía: “Hoy, Caritas Internationalis se enfrenta a desafíos internos que incluyen la revisión de los estatutos. Estos desafíos se refieren también a la colaboración interna, la identidad católica de la Confederación, la cooperación con la Santa Sede, una mayor participación de los distintos continentes y una comprensión más justa de la autonomía de cada miembro de la Confederación”.