Benedicto XVI advierte ante los peligros de la sociedad “líquida”

Presenta como alternativa la sociedad «de la vida y de la belleza»

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VENECIA, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Al concluir su visita a Venecia en la tarde de este domingo, Benedicto XVI advirtió ante los peligros que presenta la actual sociedad «líquida», sin estabilidad en las relaciones humanas y relativista, y propuso como alternativa el modelo de sociedad «de la vida y de la belleza».

El encuentro con el mundo de la cultura y de la economía, última gran cita de su viaje de dos días a Aquilea y a la «Ciudad del agua», le dio la oportunidad para presentar su radiografía de la cultura «liquida», concepto acuñado por el filósofo polaco Zygmunt Bauman (Poznań, 1925), que entre 1971 y 1990 fue profesor de Sociología en la Universidad de Leeds.

La sociedad europea, dijo el papa, está sumergida en «una cultura ‘líquida'», término con el que se refiere a «su ‘fluidez’, a su poca estabilidad o quizá a su ausencia de estabilidad, a la mutabilidad, a la inconsistencia que a veces parece caracterizarla».

Bauman atribuye el nacimiento de la sociedad «líquida» al modelo consumista y considera que su impacto más profundo lo deja en las relaciones sociales, y más en particular en las relaciones entre el hombre y la mujer, que se han hecho cada vez más flexibles, impalpables, como lo manifiesta el concepto actual de amor reducido a mero sentimiento pasajero.

A este modelo de sociedad «líquida», el obispo de Roma contrapuso en la estupenda Basílica de Santa María de la Salud el modelo de sociedad «de la vida y de la belleza».

«Ciertamente es una opción, pero en la historia es necesario escoger –aseguró el pontífice–: el hombre es libre para interpretar, para dar un sentido a la realidad, y precisamente en esta libertad reside su gran dignidad», aseguró.

«En el ámbito de una ciudad, sea la que sea, también las elecciones de carácter administrativo, cultural y económico dependen, en el fondo, de esta orientación fundamental, que podemos llamar ‘política’, en la acepción más noble y elevada del término».

«Se trata de escoger entre una ciudad ‘líquida’, patria de una cultura que parece ser cada vez más la cultura de lo relativo y de lo efímero, y una ciudad que renueva constantemente su belleza, recurriendo a los manantiales benéficos del arte, del saber, de las relaciones entre los hombres y los pueblos», aseguró.

El encuentro con el mundo de la cultura y de la economía fue la última gran cita de estos dos días en los que el papa visitó también la ciudad de Aquilea, sede del antiguo patriarcado que constituía la diócesis eclesiástica y metropolitana más grande de todo el medioevo europeo, que llegó a extenderse por la actual Eslovenia, Croacia, Austria y Alemania.

El papa en góndola

El papa había llegado a la Basílica de Santa María de la Salud en góndola , atravesando el Gran Canal de Venecia, desde el muelle de la Plaza de San Marcos. Se trataba de la «Dogaressa», la misma góndola de grandes dimensiones que ya fue utilizada en 1985 con motivo de la visita de Juan Pablo II.

Cuatro veteranos gondoleros llevaron a Benedicto XVI en un trayecto de algo más de quince minutos hasta el Dorsoduro, la parte de la Ciudad de los Canales en la que se erige la Basílica de Santa María de la Salud, construida en honor a la Virgen tras la epidemia de peste de 1630.

Por Jesús Colina

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ZENIT Staff

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