“Francesco y el papa”: “No actuábamos. Ellos filmaban nuestra vida cotidiana”

Habla monseñor Giuseppe Liberto, uno de los protagonistas

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ROMA, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Después de un primer momento de perplejidad ante la propuesta de realizar una película con los jóvenes cantores del Coro de la Capilla Musical Pontificia Sixtina, monseñor Giuseppe Liberto, 68 años, entonces director, aceptó.

No se trataba de actuar, sino de grabar la vida cotidiana «sencilla y elevada» al mismo tiempo. Nos referimos a la película «Francesco y el papa» («Francesco und der Papst») apenas estrenada en sesenta salas de cine de Alemania y Suiza. 

Firmada por el director argentino Ciro Cappellari y producida por la Constantin Film, cuenta la vida del Vaticano y de Benedicto XVI, a través de la historia de un niño, Francesco, que quería cantar ante el Papa.

El niño protagonista de la película de hecho es un solista, que realmente se llama Francesco, y que hasta cuando cambió la voz participó en el coro pontificio. Hoy cursa en la Schola Puerorum su último año antes del bachillerato. Algunas pocas escenas, como la de la cancha de fútbol con la cúpula del Vaticano como fondo, fueron giradas con otro niño.

En esta entrevista concedida a ZENIT, monseñor Liberto, director del Coro de la Capilla Musical Pontificia Sixtina de 1997 a 2010, habla de su propia participación en esta película

–¿Qué pensó cuando le dijeron que querían filmar una película con permiso de la Secretaría de Estado del Vaticano?

–Monseñor Liberto: Cuando me presentaron este proyecto me asusté un poco, porque no somos actores. Pensé que podíamos prestar la voz, pero que sería mejor que se encontraran actores. Después me tranquilizaron. Tenían el apoyo de la Secretaría de Estado y me dijeron: «Nosotros grabamos y ustedes siguen con su vida cotidiana». Y así fue. Y filmaron la vida del coro, los ensayos, las comidas, las celebraciones, etc. Aproximadamente durante un año y medio.

–¿Que le pareció este proyecto que hoy es una película en los cines de Alemania y Suiza?

–Monseñor Liberto: Me pareció un hermoso testimonio sobre lo que es el Coro, en su vida cotidiana sencilla y elevada. Obviamente mi responsabilidad se limitaba al punto de vista musical y no iba con ellos cuando filmaban.

–¿Y para los niños qué significa haber sido cantores de la Capilla Sixtina?

–Monseñor Liberto: Para comenzar realizan una experiencia musical de notable valor, se vuelven por así decir pequeños profesionales. Las dos grandes experiencias por lo que se refiere a mi dirección fueron: la participación a las celebraciones papales, que son una experiencia única, y los conciertos. Hemos realizado unos noventa conciertos en diversas partes del mundo.

–Más allá de la película, en su experiencia de casi 14 años a cargo del Coro, ¿la música es un elemento para la evangelización?

–Monseñor Liberto: ¡Claro que sí! La música puede y tiene que ser uno de los elementos más preciosos para poder evangelizar. Porque la música habla al corazón y tiene la capacidad de expresar desde lo angélico a lo satánico. Es necesario saber y entender a qué tipo de música pertenecen estas dos realidades.

–¿Ha tenido alguna vez confirmación en este sentido?

–Monseñor Liberto: La experiencia más sencilla es posible tenerla con la gente del pueblo que muchas y muchas veces después de un concierto o una celebración exclama: «Nos han llevado al paraíso». Ésto sucede en sitios y momentos diversos y entre gente que a veces no sabe de música, pero que en muchos casos la entiende más que los expertos.

–¿La música es un lenguaje particular?

–Monseñor Liberto: Es necesario distinguir entre la música sacra en general, la religiosa y la de la liturgia. La liturgia está en relación con la Palabra con «p» mayúscula, los ritos, el año litúrgico y las diversas culturas. Una música más allá de las palabras tiene el sonido puro que puede decir muchísimo, a veces más que otras artes. Porque el sonido y la luz son los dos elementos fundamentales de la belleza.

–Entonces se trata de llegar a la gente a través de la música…

–Monseñor Liberto: Claro que sí. Recuerdo los conciertos con el Coro o también la música instrumental, de órgano, de orquesta. Tiene que ser, o mejor aún es uno de los elementos más apreciables para poder evangelizar: los grandes oratorios, las grandes cantatas… Llega al corazón de la gente que escucha esa música.

–Durante su dirección del Coro, ¿introdujo cambios?

–Monseñor Liberto: He hecho que los niños entraran un año antes, porque hoy la voz se cambia un poco antes y tenemos necesidad de los 35 cantores.

(Los niños que integran el Coro acuden a un colegio que les permite seguir las ceremonias litúrgicas con el Santo Padre y las giras sin perder las clases. En la Schola Puerorum los niños entran con 8 años y salen con 14. Diariamente practican unas dos horas y media entre música y coro, además de los estudios de las materias como en cualquier otra escuela italiana).

¿Y alguna orientación particular?

–Monseñor Liberto: He querido dar dos orientaciones: en la misa se canta para el papa, pero sobre todo cantamos para Cristo, esta es la orientación fundamental. Después está el elemento de la evangelización, es decir, todo lo que no se puede cantar. Se inicia con la fiesta de Navidad y se concluye con la de Adviento.

–En estos días usted está presenta la reedición del libro «Palabra hecha canto».

–Monseñor Liberto: Sí, es la segunda edición del libro «Palabra hecha canto» editado por la Librería Editora Vaticana y tiene dos capítulos más.

En uno de ellos, «Vetera et Nova», cuento la experiencia que tuve en la Capilla Sixtina.

Imágenes en: http://www.constantin-film.de/kino/francesco-und-der-papst

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ZENIT Staff

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