Más desarrollo para resolver los conflictos en el Norte de África

Habla el secretario del Consejo Pontificio “Justicia y Paz”

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ROMA, jueves 12 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Viendo cómo se mueven los rebeldes en Libia, la pregunta es: “¿luego qué vendrá?”. No se trata de decir “démosles armas y que resuelvan su problema”, pues “para resolver ciertas situaciones de conflicto y de injusticia hacen falta instrumentos bien distintos respecto a los que tenemos ahora”. Es necesario “superar la respuesta inmediata y trabajar en las bases del desarrollo”.

Estos son algunos de los pensamientos expuestos por monseñor Mario Toso durante la rueda de prensa de presentación, en la sede del dicasterio “Justicia y Paz” – del que es secretario –, del Congreso con ocasión del 50° aniversario de la encíclica Mater et Magistra.

“La doctrina social de la Iglesia dirige al uso de instrumentos de paz, esta es la orientación que la Iglesia ofrece a todos, a los laicos, a los responsables de los Estados. A estos últimos les toca valorar cuáles son los instrumentos de paz y si éstos son eficaces para alcanzarla”, indicó.

La Iglesia, añadió, “no tiene ejércitos ni bombarderos. Sus armas son la evangelización, la formación de las conciencias, el ofrecimiento de las indicaciones operativas que van en primer lugar a utilizar todos los medios pacíficos, incluyendo la diplomacia, para ver si se consigue solucionar una cierta solución de conflicto y de injusticia”.

Con gran sinceridad, monseñor Toso indicó que la Iglesia, como todos un poco, fue sorprendida de improviso por los acontecimientos del Norte de África: “¿Quién preveía que hubiese una intervención de algunos países europeos antes incluso de una resolución de la ONU?”.

Desde un punto de vista de la oportunidad, se preguntó “cómo proponer un mensaje creíble que insistiese en el uso de ciertos medios (pacíficos, ndr) cuando estos medios ya han sido omitidos como vía operativa desde el momento en que se creó la no-fly zone”.

¿Una cierta impotencia de la Iglesia? “Para resolver ciertas situaciones de conflicto y de injusticia hacen falta otros instrumentos”, afirmó monseñor Toso, precisando que “la Iglesia es una institución divina pero también humana; no tiene una bola de cristal para leer los acontecimientos futuros”.

Esto se ha visto al precipitarse los acontecimientos en el Norte de África, constatando “que no siempre hay el tiempo adecuado para considerar, para reflexionar y para salir con pronunciamientos ponderados. Ante el precipitarse de los acontecimientos, un pronunciamiento puede resultar tardío, pero tampoco puede hacerse precipitadamente”.

Profundizando en este punto, señaló que “no es tarea de la Iglesia hacer pronunciamientos políticos. Puede hacer ciertas cosas si es ayudada, si sus componentes estan en comunión entre sí. Ahora viene la idea de un plan Marshall, pero esto post factum, después de estos días. La Iglesia tiene un tiempo mucho más largo del que tienen la política y otras instancias, incide en el plano de la formación de las conciencias, y esto requiere tiempos larguísimos”.

Monseñor Toso recordó que “el honor de la Iglesia y su fuerza es predicar a Cristo, actuar en el plano de las conciencias, en el plano pedagógico. Y después su fuerza se expresa a través de un laicado bien preparado que actúe en los lugares, en los Parlamentos, para afrontar estas cuestiones. Hay personas bien preparadas, pero a veces lo que se comprueba es que prevalecen las menos expertas”.

No hay que olvidar, además, que existe la exigencia de un clima político distinto. “Si muchos huyen de esa situación, no es por espíritu de aventura, es por necesidad, porque no se respetan los derechos fundamentales, porque no hay libertad, ni trabajo, ni tampoco posibilidades de participación”.

Sobre Libia, añadió que los rebeldes se mueven “sobre la base de la pasión y del instinto”, “pero ¿después de ellos qué vendrá, todo su esfuerzo, su cansancio servirá para algo? Es necesario trabajar en profundidad, y los medios de comunicación tienen esta tarea. Ayudar a la gente a reflexionar sobre compromisos que superen la respuesta inmediata. Hay que trabajar sobre las bases del desarrollo”.

Sobre ciertas declaraciones de algunos líderes de la Iglesia católica de Libia o de Siria que afirman no apoyar las protestas porque estos países árabes no están preparados para la democracia, monseñor Toso observó que los rebeldes “deben ser apoyados de forma distinta, a través de la concienciación, la formación y el ofrecimiento de instrumentos adecuados. No se trata de decir ‘Démosles armas y que resuelvan su problema’”.

Podría preguntarse por qué los obispos han hecho estas declaraciones. “Habría que tener más información para comprender por qué las han hecho”, afirmó el prelado. “No creo que estos obispos sean belicistas. Habrá otros bienes más altos que salvar. Puede ser la vida propia, pero también la vida de una comunidad. Hay que actuar en determinados contextos, valorar los bienes que están en juego y hacer elecciones”.

Respecto a las oleadas masivas de inmigrantes, afirmó que es necesaria “una colaboración seria con los Estados más pobres. Ya la Gaudium et Spes decía que a los pobres hay que ayudarlos en su terreno a resolver sus propios problemas”.

“¿Por qué varios movimientos no se asocian y no dan respuestas como buscar fondos o becas para formar a las futuras clases dirigentes de estos países?”, concluyó monseñor Toso.

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ZENIT Staff

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